viernes, 22 de julio de 2011

Welcome to Duranghetto.com

Welcome to Duranghetto
Jesús Marín


Ediciones Duranghetto 2011

“Welcome to Duranghetto”
©Jesús Marín, Julio 2011
Jesusmarin73@hotmail.com

Para Ella, mi amada flaka fea, que es mi único Cártel
Que me ha rafagueado un chingo, descabezado, encintado, ensarapao y sigo y seguiré irremediablemente adicto a ella, a sus muslos, labios y vientre, para ti pinche Flaka, donde estés con todo el amor del mundo que ninguna droga ha podido corromper.


I

No señor sicario
no me mate usted
yo no quería estar en medio de sus balaceras
pero tengo que vivir en esta ciudad

No señor sicario
no me mate usted
yo no soy de ningún Cártel
ni tengo en que caerme muerto
solamente soy mexicano de tercera

No señor sicario
no me acribille usted
yo gano el mínimo y le voy a las chivas
y el único cartel que tengo es de Gloria Trevi

No señor sicario
no dispare usted
no gaste sus preciosas balas
en tipos como yo
yo no quería salir a la calle
pero tengo que trabajar para comer


No señor sicario no
sea usted tan cruel
no señor sicario
no sea usted cabrón
le juro que no me vuelvo
a entrometer en su fuego cruzado
le juro que no vuelvo a detener
sus balas perdidas con mi cuerpo
le juro que no vuelvo a salir
después de las ocho de la noche

No señor sicario
no me mate usted
mejor mátense entre ustedes
y déjenos vivir en paz
No señor sicario…. ahhhhggg

II

Madre, tengo miedo morir de muerte no natural
morir por sobredosis de plomo
por asfixia de machetes
por anda de vago sin cabeza en hieleras

Madre, una reluciente camioneta te levanta
mientras los de verde se hacen pendejos
mientras desapareces sin dejar huella
mientras los zetas pintan cruces en tu frente

Mamá, ya soy del Cártel de la droga
tengo la sangre repleta de desamparo
pura droga que no deja más que tristeza

III

De niño, allá en el rancho
Abuela me aventaba granadas de lo alto del cielo
rojas y jugosas que explotaban en el suelo
manchando de rojo vino la tarde,
granadas dulces de blancas flores

Hoy abuela está muerta,
lo mismo que nuestra inocencia
mientras el país se hunde
con los vecinos rafagueados
las familias asesinadas
los polis caídos
los batos colgados
los guachos acribillados

Y Ellos cada vez más dueños de todo

Hoy también vuelan granadas,
negras palomas de muerte y odio
vuelan en las plazas
vuelan en las estaciones
explotan con sus alientos de infierno
con sus dientes de muerte
en los desfiles
en las carreteras
en las escuelas
dentro de nuestras almas,
lanzadas desde camionetas desconocidas
rostros encapuchados de manos asesinas
y mancillan de sangre las calles
enlutecen corazones
pervierten la inocencia


Hoy es la guerra de guerras
dice la canción oficial
salvemos al país
con una guerra perdida de antemano
los mismos que la combaten
los mismos que la solapan
y nosotros somos las víctimas
somos la estadística
los caídos en acción
los olvidados al día siguiente

Nosotros somos los menos indispensables

Vuelen granadas, vuelen
Vayan y exploten en aquella plaza
IV

Dicen que lo levantaron en plena misa de doce
cuando el sol está a punto de endiablarse
dicen que venían en varias camionetas Durango
de esas que ni el Cardenal con su soberbia, posee
y ninguna patrulla apareció ni por milagro

Eran menos de diez pero no más de doce
cargaditos de pulseras y metralla
todos enmascarados de un luto profundo
todos con el alma negra de codicia

Lo bajaron a punta de balazos del altar
para cargarlo con sus sangrientas garras
ante azoro de cristianos y santos
ni una oración de despedida
ni una veladora en su favor

Ya por la tarde se supo del rescate
pedían mil indulgencias
novecientos padresnuestros,
como prueba de buena voluntad
mandaron el crucifijo vacío
pero del Cristo no se sabe nada
V

Ese de ahí es mi hijo
el que está como dormido en el suelo
quebrado a mitad de su flor
cual paloma de alas tristes
rodeado por su sangre inocente
con sus alas rotas de mártir
cubierto por blanca sábana
apenas cinco años
y lo único que soñaba era ser niño
y lo único que quería era sonreír

Hoy por la mañanita lo dejé en el kínder
quería obtener una estrella en la frente
para dármela mí, su padre
sería la luz de mi vejez
Él era mi estrella y hoy está muerto

Me hablaron al mediodía
una balacera por el rumbo de la escuela
ulular de patrullas y gritos de metralla
Y una bala perdida encontró su destino
en la frente de mi niño
Y esa bala perdida acabó
por herirme de mortal muerte


Mejor me hubieran matado
y no dejarme vivo sin corazón
y no dejarme vivo
sin el amor de mi sangre

Sí, ese de ahí, es mi hijo,
apenas cinco años
Y ya me lo mataron

Son cosas de la guerra,
dice el Presidente
Quizá porque a él,
nunca le han arrancado los ojos

VI

Merecía este blanco
rectangular
frío
devastador
silencio

merecía esta herida de un solo tajo
este desamparado cráneo
Y estas cuencas vacías de vida

Quien a hierro mata a machete muere

Merecía este flotar libre
de cuerpo y venas
este callar de balas
y estos ojos cuajados de soledad

¿ A dónde habrá ido mi cuerpo a juguetear sin mí?
¿Quién le dirá a mi madre que he sido ejecutado?
Por andar de cabrón,
por andar de sicario
Adiós a mi madre
a mis compas
a la banda y su tambora
a los cuerno de chivo
que tantos paros me hicieron
a mi chava y a mis morritos.

Voy a extrañar los domingos
paseando por la de veinte en camioneta perrona
bebiendo cerveza, con las bocinas reventándose
con las narices atascadas de la fina
con hartos dólares para comprarles hasta el suspiro
con los kilos de coca riendo como gorriones
con las brasas del infierno ardiendo en mis ojos

Rueden cabezas
rueden cabezas
rueden por esos caminos del norte
lleven el mensaje que aquí, en Duranghetto
hasta Cristo ha sido descabezado
VII

A cambios de sus pobres vidas
de sus uniformes roídos y míseros
de sus corazones destrozados y cuerpos baleados
le dieron un puñado de medallas
un bello y hueco discurso
y un papel donde afirman que fueron héroes

Mejor les hubieran dado mejores armas
les hubieran con que defenderse
les hubieran dado sueldos para mejor comer
de qué les sirven ahora emotivos homenajes
de qué les sirven el silencio de patrullas
las frases de oropel, los minutos de silencio
a sus viudas y huérfanos,
a sus hermanos de uniforme
A su madre que le han asesinado a su hijo policía

De qué les sirven las guardias de honor
el retumbar de fusiles,
las lágrimas de cocodrilo de sus jefes
a sus cuerpos fríos , tiesos y tristes
desamparados en su cárcel de madera
al menos el hambre ya no les duele
y el miedo …el miedo se les acabado

VIII

Juanita fue mi primer amor
delgadita y olorosa
te prendía universos
te hacia olvidar lo jodido de este mundo
podías coger y pistear toda la noche
pero con el tiempo
juanita no fue suficiente

Entonces me presentaron a la Blanca
una tipa de altos vuelos
de gustos caros y refinados
pero valía la pena
cada gramo de la pálida dama
con ella pase de andar en patines
a volar en super jet
la tarjeteabas a tu gusto,
la acariciabas con tu nariz
y ahora sí cabrones
agárrense que traigo llanta ancha
pero ninguna vieja
por buena que sea es para siempre
y la blanquita tarde que temprano
no te aguanta el trote
y te desinflas gacho
te desaceleras mortal
te entra la temblorina
y los bajones son a mil por hora
y la esquizo te alucina sin piedad

Hasta que una noche la conocí a ella
a la reina, a la Cristal
transparente y limpia pero muy cabrona
de belleza muy artificial
y de ahí pa delante el paraíso
dicen que hasta que se me quemé el cerebro
hasta que el alma se calcine
total para drogarnos nacimos
drogos somos y en la muerte nos jodemos.

IX

Dice el señor Presidente de la Nación
desde la pequeñez infinita que lo inunda
desde la impotencia que lo consume
con sus huevos de gallina
y mil soldados que lo protegen
que debemos ser optimistas,
que vamos a ganar
que veamos el lado bueno del genocidio
que veamos el lado amable de la guerra:
no podrán negarlo mexicanos y mexicanitos
que si seguimos así,
con las muertes y matanzas
acabaremos con la explosión demográfica
aumentaremos la venta de fosas y ataúdes
llenaremos las ciudades de soledades y tristeza

Y que son mínimos los daños:
cientos de niños huérfanos
cientos de familias destrozadas
miles y miles de mexicanos asesinados
tengamos confianza, tenemos los recursos
tenemos la voluntad y lo más importante:
tenemos ciento diez millones de mexicanos
para ofrecerlos como carne de cañón
para ofrecerlos como chivos expiatorios

y luzcan hermosas las estadísticas
y luzcan repletos los panteones.

Esta guerra la ganaremos
aunque acabemos con el país
X

Del narco a la narco poesía
solo hay un verso de distancia
o en su caso, una ráfaga bien rimada



XI

Pinches gringos culeros
nos venden las armas,
nos venden las municiones
Y luego se quejan de la violencia
luego lloriquean que somos un país inseguro
que somos peor que su conciencia

Pero para venir a emborracharse
para venir a ponerse hasta la madre
inyectarse sus perversiones,
cogerse entre ellos
no somos tan inseguros ,
¿verdad pinches gringos culeros?

Pinches gringos hipócritas
con una mano te acusan
y con la otra sostienen el churro
Ellos ponen la riata
y nosotros las nalgas.

Pinches gringos locos, mariguanos y drogos
mientras ellos lo demanden y la fumen
No habrá ley ni Ejército que paren al narco
Y Dios, salve al dólar



XII

¿No oyes silbar las balas?
señal que estamos en México
Señal que van acribillarnos

Sales a la calle con el Jesús en la boca
y en el culo bien apretado
con la incertidumbre del torero
con el miedo quemándonos las vértebras

Uno no tiene escolta de matones
ni camionetas blindadas

Uno debe conformarse
con los rezos y los escapularios

Uno no sabe si va a regresar
con la cabeza completa
con la boca encintada
con el cuerpo enzarapado

Besa a tu mujer, abraza a tus hijos
no sabes si será la última vez que los veas
quizá acabes colgado de un puente
con la cabeza huérfana de cuerpo
por la sencilla razón de vivir en un país
donde la única ley es la de la bala silbando
la del sicario ladrando metralla

Y mejor cuídate de los polis,
de los chicos de verde
de tu vecino
de tu camarada
de tu hermano, de tu esposa
nunca sabes de dónde saldrá
la muerte que te aniquile

Mejor cuídate si no oyes silbar las balas

Señal que has sido acribillado

XIII

Aquí somos presuntos culpables
hasta que no aparezcas en un documental
sueltes la feria precisa bien maciza
hasta que no corrompas o rompas madres

Culpables de hacernos adictos al miedo
no por decisión ni por querencia
es algo que no nos cuesta ni pagamos mordida
excepto con cuerpos acribillados
y sonrisas torcidas

Aquí no somos presuntos
somos culpables por nacimiento
culpables de ser pobres y jodidos

Y la esperanza es una palabra en los diccionarios

Resígnate, te mintieron en la escuela
te mintieron en la vida
nunca fuiste el futuro de nadie.

Ni lo serás

XIV

Si el miedo pagara impuestos
seríamos potencia mundial
Seríamos los nuevos ricos del barrio
hasta los gringos nos los iban a pelar .

Aquí lo que sobra es el miedo
Y lo que nos falta es ilusión,
aunque sea de la pirata.
Aquí le tienes más miedo a la justicia
que al mismo miedo
miedo de expresar lo que sientes
de morir por estar en el lugar equivocado
de caer en la cárcel donde no sales
si no es a punta de metralla o de billetes

Y chinguen a su madre, los inocentes

XV

Ellos no matan con mentiras
ni con campañas políticas
ellos lo hacen con relucientes balas gringas
lo hacen cortando cabezas cual higos maduros
no a pausas ni con cinismo descarado
ni te llenan la cabeza con demagogia
te la llenan de plomo, no de promesas,
ni te hacen tragan la mierda de su democracia
con ellos tragas plomo y sudas sangre
te mueres de una sola ráfaga
sin despensas ni requisición de credenciales

Cierto, ellos son asesinos
despiadados malvados
ellos son lo que son
no pueden ser otra cosa, no quieren,
los otros, los del traje de corbata
son la mierda de la mierda
aunque se vistan como el Papa
y salgan desgarrándose vestiduras
besen niños y babeen micrófonos
dicen amar al país, salvarnos de la delincuencia
pero ¿quién nos salva de ellos?
ellos nos joden más que mil eresquince tronando
Ellos te pudren el cerebro de droga,
te arrancan la cabeza sin miramientos,
te cuelgan de puentes cual adorno navideño,
pero no te torturan cada sexenio
con sus pendejadas
ni te matan de hambre ni de rabia
con sus descaradamente obscenos discursos

Ellos te matan a balazos
los otros con sobredosis de desesperanza.

Ellos te quitan la vida, los otros la fe
que es peor que vivir muerto

Al menos sabes que ellos nunca van a mentirte
cuando te levantan sabes que es para siempre

Los otros te matan despacito
XVI

Pásele viaje redondo al infierno
un tour por las tierras del sicario
conozca quién es quién en los Cárteles
vea frente a frente el brillo de las r15
oiga zumbar las balas por el mismo boleto
llévese de recuerdo una cinta canela
la cabecita en el llavero
tómese la foto junto al último ejecutado
sea la envidia de sus amigos al ser levantado
atrévase a perder algo más que la cabeza
no sea culo, a nadie le preocupa una muerte más
sea parte de las estadísticas
engrose con orgullo la lista de los caídos
atrévase a viajar por donde ni el Ejército se atreve
sea hombrecito no un cabrón llorón
ahora en vez de seguro de viajero
te ofrecemos gastos del funeral
viaje en bus tan cómodamente
como en cualquier carroza funeraria
no le gustaría dormir en una narcofosa
sea descabezado por el mismo costo.
machete y sarape incluidos
en viajes a una muerte segura se lo garantizamos
¡Welcome to Durango!
¡Bienvenidos a Duranghetto!

XVII

La Ciudad se ha convertido en enorme fosa,
donde conviven los muertos con los vivos
los descabezados con los colgados
los muertos de miedo
con los muertos por balacera

La Ciudad respira miedo

Respira el abandono de Dios

Y los ciegos son ellos, que no nos escuchan,
viven en su mundo
de discursos y cortes de listón,
mientras la Ciudad es enorme narcofosa

La Ciudad ha dejado de pertenecernos

Ahora los dueños son el miedo y la resignación;
miedo que se nos ha metido en el alma,
y resignación a morir cualquier día
en medio de una balacera,
a aparecer desnudo y ejecutado
en algún punto de nuestra pequeño ghetto

Ahora ha llegado la Marina,
como en viejas películas gringas,
los marines se han convertido en lo único confiable,
en la última esperanza, si ello es posible

Del Ejército se ha empezado a desconfiar
se le empieza a tener miedo al Ejército

Hay en el ambiente el olor de la Muerte,
olor que deja el olvido
olor de los cuerpos corrompiéndose
olor de las almas que agonizan,
que corroe y mutila
peor que mil machetes relumbrando
que un millón de ráfagas disparadas

El olor que espanta a vivos
y corrompe a los muertos

¿Escuchas el gemido de esas almas
que no encuentran la paz de los sepultos?
¿Qué haremos con tantos muertos?
¿De dónde sale tantas narcofosas?

¿Cómo fue posible que nadie se diera cuenta?
Bien dicen que el miedo es el mejor de los candados

Desde abril empezaron a brotar
quizá ya cansados de tanto silencio
quizá buscando su nombre
buscando quién les rece un rosario
uno a uno fueron emergiendo
como margaritas tristes
como golondrinas descoyuntadas

Y el aire comenzó a convertirse en maldición,
el horror se hizo presente
y entonces uno no deja de tener
tanto miedo y tanta tristeza

Y nuestros corazones
ya son también narcofosas
hasta eso nos han secuestrado
nos lo han cercenado

Durango es enorme corazón sangriento
búscalo en el mapa, ahí donde chorree la sangre




Es mayo, a menos de un mes
de celebrar otro aniversario de la Ciudad
triste cumpleaños para la otrora Ciudad colonial
la otrora Ciudad callada y tranquila
porque de callada y tranquila
ya sólo tendremos el corrido

El rafagatear es la única música norteña
que se escucha por aquí
y el chirriar de llantas, de camionetas
persiguiendo, levantando
ejecutando a diestra y siniestra
Y a lo lejos, siempre demasiado tarde
siempre demasiado lejos y a destiempo
el ulular de patrullas
la llegada, eso sí impresionante
por el despliegue y la prepotencia
de camionetas repletas de guachos,
con relucientes rifles de gran calibre
ostentosos lentes oscuros
pero siempre demasiado tarde

Y la triste sirena de los paramédicos
buscando otro asesinado que sumar a la lista
buscando tachar otro nombre
de la lista de los vivos




Es mayo 21, hemos perdido la cuenta
siete narcofosas y doscientos diecinueve insepultos corrompiéndose,
nos miran desde sus cuencas vacías
con su carne pútrida
tendidos bajo el manto azul de la Ciudad
que impotente de rabia
se le han olvidado las lágrimas

Doscientos diecinueve muertos y contando
que tienen un nombre olvidado,
que tuvieron una historia
A dónde los irán a llorar sus deudos.
Quién habrá de llevarles flores el dos de noviembre
Acaso un discurso
de investigaremos hasta las últimas consecuencias
les devolverá la paz, les devolverá las ganas de vivir.


Doscientos diecinueve cadáveres
contaminando el ante límpido aire de Durango
ahora ese azul de película
se mira de un pálido azul mortuorio
Y nadie puede hacer nada
nadie quiere hacer algo





Nosotros, los que nos quedamos acá
porque no tenemos a dónde ir
porque aquí nacimos,
aquí están nuestros muertos,
nuestros ejecutados, los desaparecidos,
únicamente nos queda la oración,
la esperanza de no perder la cabeza por error
O morir por bala equivocada.

Nos queda acurrucarnos
cerrar los ojos esperando por un milagro
Esperando que Dios se apiade de todos nosotros

Aunque en Durango,
Dios hace mucho tiempo que fue descabezado

Ellos, los hombres del traje y corbata
los del uniforme verde reluciente
luciente de medallas y botones
ellos, los de negro y cara encubierta
con sus armas, con sus estrategias
únicamente van contando los ejecutados
sirven únicamente para escarbar
y remover la tierra de las narcofosas


Su brillante trabajo es pintar de gis
los contornos de los muerto
levantar del suelo los casquillos percutidos
confiscar las camionetas último modelo

Y de contar el número de balazos

De lo otro, de la hacer valer la ley y la justicia
han perdido la memoria
Quizá la única memoria que retienen
es cuando escuchan el tintineo de las monedas
o sienten el cálido aire de un fajo de billetes.

Y los miras, ante flashazos
rodeados de micrófonos y grabadoras
con la cara seria diciendo
que fulano de tal es culpable
anunciando el megaplan que acabara
de una vez por todas con lo que queda de nosotros
Jurando y perjurando por la memoria de su madre
esa que parece que no tienen
que investigarán hasta las últimas consecuencias
caiga quien caiga

Y vaya que han caído más de 38 mil mexicanos
¿Cuántos muertos más necesita nuestro pequeño Presidente para satisfacer su ego
y su afán de protagonismo?

¿Cuánta soberbia y ceguera
puede administrar un hombre tan mediocre?

Y qué más podemos perder,
La Ciudad ya no nos pertenece,
pertenece a la rabia,
a la sed por la violencia,
¿qué más podemos perder?

Total, vida solamente tenemos una.
Y esa ya no nos pertenece,
pertenece al miedo



Y bienvenidos a Duranghetto,
donde se respira el olvido de Dios



Welcome to Duranghetto



Welcome to Duranghetto
De Jesús Marín

Se terminó de imprimir en julio del 2011
en los talleres gráficos de Entorno Printing
En la calle Beatriz Prado 302
En el suburbio De la colonia Benjamín Méndez
Durango, Duranghetto, México
Edición de Autor
Tiraje de 100 ejemplares

Nos Mataron a Facundo

Jesús Marín

Me gusta el mar y la mujer cuando llora , las golondrinas y las malas señoras ,saltar balcones y abrir las ventanas y las muchachas en abril. Me gusta el vino tanto como las flores y los amantes, pero no los señores
me encanta ser amigo de los ladrones y las canciones en francés. No soy de aquí, ni soy de allá no tengo edad, ni porvenir y ser feliz es mi color de identidad . Me gusta estar tirado siempre en la arena y en bicicleta perseguir a Manuela y todo el tiempo para ver las estrellas con la María en el trigal. No soy de aquí, ni soy de allá no tengo edad, ni porvenir y ser feliz es mi color de identidad…Facundo Cabral


Hoy es un domingo distinto, y por lo tanto inmemorial y por lo tanto lapidario. Hoy, todos los que creemos en la poesía, que amamos la vida y la libertad, hemos muerto un poco, habremos de guardar un minuto de silencio y una eternidad de aplausos. Hoy, hay cierta niebla que nos envuelve, cierto abismal dolor que nos quiebra el corazón. Hoy amanecimos de un gris en el alma. Amanecimos con escarcha en el alma. Con una tristeza profunda mirando quedamente al silencio. Con un gesto de incomprensión que aún no terminamos de entender. Hoy parece que los ángeles se han callado. Y las flores se han vestido de luto. Y los gorriones por este día han decidido no cantar. Hoy, después de más de cincuenta años de escucharlo cantar, de escucharlo hacer y decir poesía con su voz, de hablarnos de su niñez, de la paz entre los hombre, del amor a cada ser vivo, con sus gestos, con sus canciones. De conocer a un hombre integro. Hoy después de más de medio siglo de disfrutarlo, de amarlo, hoy amanecimos sin Facundo y caímos abruptamente en el desamparo. Y tenemos este frío de habernos quedado solos otra vez. Ya no seremos los mismos sin trovador y poeta Facundo Cabral. Y la poesía del mundo está de luto. Y los poetas han encendido un cirio en esta tempestad de violencia que nos arrebato a uno de nuestros capitanes, ¡oh mi capitán ¡, ¡oh mi capitán! Y los hombres de buena voluntad lloramos en silencio la muerte de un amigo, de un hermano, de un poeta, de un trovador. Facundo Cabral no es de aquí ni es de allá, es de todos lados y vive en nuestros corazones. Una muerte artera para alguien que amo intensamente la vida, para alguien que le cantó a la libertad y al amor como ninguno. Ayer, sábado nueve de julio, nos enteramos que el cantautor argentino, pero ciudadano del mundo, pero hermano para los que crecimos al amparo de su voz y sus canciones, Facundo, había sido acribillado por las balas en un país centroamericano. La voz del poeta ha callado, pero la voz de Facundo ahora forma parte de la inmortalidad y cantara como nunca y andará por esos caminos con su guitarra al hombro, diciéndonos con su sabiduría, con su sencillez: “ Cada mañana es una buena noticia, cada niño que nace es una buena noticia, cada hombre justo es una buena noticia, cada cantor es una buena noticia, porque cada cantor, es un soldado menos.... Cuando me marché de mi casa, niño aún, tenía siete años, mi madre me acompañó a la estación, y cuando subí al tren me dijo: Este es el segundo y último regalo que puedo hacerte, el primero fue darte la vida y, el segundo, la libertad para vivirla.”. Y ese sábado diez de julio, la esperanza murió un poco, la libertad bajo la vista por un instante, y en todo el mundo la noticia se esparció ante los ojos de la incredulidad: nos mataron a Facundo, nos mataron a Facundo, y uno no lo quería creerlo, ¿a él por qué?, por qué él?, nos repetíamos una y otra vez, incapaces de asimilar la noticia, incapaces de aceptarla, si él solamente era un poeta, si él, solamente era un buen hombre, un cantor de la vida y no de la muerte, un amante de la paz y no de la violencia, cómo es posible que un hombre justo acabe de esa manera, con una muerte absurda, y la ira y la rabia, el grito de queremos a los asesinos, queremos que los crucifiquen. Y por un instante olvidamos sus canciones, olvidamos su legado. Y sí él pudiera volver hablar, perdonaría a quienes le arrancaron la vida, y los llamaría hermanos y los abrazaría diciéndoles, todo está bien… todo está bien… Y nos hemos quedado ciegos sin su voz, y nos hemos quedados huérfanos del hermano mayor, del profeta de la barba blanca y los lentes oscuros, que desde joven salió a cantarle al mundo, a dar la nueva entre los hombres de buena voluntad en el universo: creed en la poesía, la poesía os hará libre, un verso bastara para curar vuestra alma, ché Facundo, vos no tenías que acabar así, vos sos grande, y lo seguirás siendo acá, en nuestros corazones, donde ningún poeta muere, donde ningún héroe se olvida, seguid cantando desde hoy estés, seguramente brindando con algún arcángel bohemio como vos, seguro tratando de cambiar al mundo con poesía y amor, Facundo , vos seguís tan vivo, vos no te has ido y ahora harás giras alrededor de la galaxia, cantaras en los asteroides, vos seguís tan vivo, vos seguid siendo Facundo Cabral para siempre…El diablo fue al mar a escribir la historia del mundo pero no había agua; dios la había bebido. Cual comodoro buscando agua encontró petróleo pero se murió de sed. Yo no sé quién va más lejos la montaña o el cangrejo pobrecito mi patrón piensa que el pobre soy yo ...Quién sabe si el apoyarse es mejor que el deslizarse, pobrecito mi patrón piensa que el pobre soy yo ... Mas que el oro es la pobreza lo más caro en la existencia pobrecito mi patrón piensa que el pobre soy yo ... Dominar es su manera y así nadie se libera, pobrecito mi patrón piensa que el pobre soy yo ... Lo importante no es el precio si no el valor de las cosas, pobrecito mi patrón piensa que el pobre soy yo ... Que me importa ganar diez si se contar hasta seis, pobrecito mi patrón piensa que el pobre soy yo, pobrecito mi patrón piensa que el pobre soy yo ......

Al final de la verdad, al final de la luz, al final del amor: ¿estás ahí?

Al final de la verdad, al final de la luz, al final del amor: ¿estás ahí?
Jesús Marín

Pánico – déjame buscarte. Mantente cerrado – tan cerrado. Obtengo mi fuerza a través de ti
Desaparece – todo este interminable dolor. Vuelve a mí. Vamos a regresar el tiempo. El pasado me llama – Te anhelo. Aún te amo – aún con todo lo que hiciste. Oh – no puedo ser consciente. De todas las cosas que haces. Déjame agarrarme de ti. Así como tú estás en mis recuerdos. Vuelve a mí
*Un Rezo para tu Corazón, de Lacrimosa*

Desde que tú no estás, el invierno ha llegado a infestarlo todo. Encuentro miles de hormigas muertas bajo las cobijas. No sabes la infinidad de veces que he tenido que mutar de piel, olvidar viejas heridas por nuevas que resurgen a la menor provocación. Ha crecido un impenetrable bosque de ortigas que van enredándose entre las comisuras de mis sombras. Y el desierto crece incontenible, arrasando olvidos y esperanzas, apenas si queda un pedazo de tierra fértil para imaginarte. Un isla donde soy único habitante, único guardián de tu altar. De tus ojos y la fragilidad de tu cintura.
Es un silencio oceánico el que me rodea, hiriente, autoritario, que no acepta explicación ni penitente. Las tardes se diluyen mirando desde la pequeñez de la nostalgia, diminuta ventana que enrarece lo que toca, lo convierte en inútil polvo de diamante. Y un lejano cello no deja de sonar dentro de mi cerebro. Es como si fuera un drama olvidado, fuera de tiempo y distancia. Sin dioses ni sangre derramada.
Recuerdo cosas que no son mías; nos pertenecen de cuando éramos uno solo ser, ángel y demonio, perdido entre las montañas de la ignorancia, con el sabor de nuestra sangre y el único olor de un sexo encendido. Desde entonces es la soledad mi destierro y el desamparo mi protector. Vuelve mi pequeña niña, mi ángel derrotado. Sangre de mi corazón, corazón de mi sangre. Vuelve con la tristeza como lágrimas, con tus pequeños senos ofreciéndome el cáliz de sus pezones, con tu herida bajo el vientre, abierta y luminosa. Arrópame con la tibieza de tus muslos. Hazme olvidar este páramo y esta pesadilla con la suavidad de tus labios, los secretos y los prohibidos. Los que solo yo he besado. Hazme renacer, devuélveme la inocencia con la savia de tu vientre.
Sabes, cada vez que duermo, sueño siempre lo mismo: tú y yo, caminando, tomados de la mano en un mundo devastado, en una ciudad destruida, transitando, trashumantes, bajo infinidad de puentes, una maraña de hilos que se interconectan, unos con otros , hasta perderse en inmensas telarañas -solo se escucha la música de ese cello que no acierto a descubrir de donde proviene- no hay palabra entre nosotros, no las necesitamos, nos basta el lenguaje de los ojos, el verbo convertido en sangre y olor; la fonética de nuestra piel. Y ante nosotros se abre una llanura, es una especie de mar muerto, miles de cadáveres de extraños seres, míticos engendros, algunos son de épocas remotas, imaginables a nuestra era, se pudren, se hacen polvo, se acumulan, cuentan sus historias, nos hablan de sus mitos, bajo el maternal cobijo de la luz de dos lunas, ¿te acuerdas niña, que había dos lunas cuando tú y yo nos descubrimos en un solo cuerpo, en una única alma? Hay infinidad de esqueletos, y por el tamaño creo que algunos son de ballenas, quiero creer eso. Quizá sean una metáfora esas terribles ruinas de lo hoy somos, ¿Ha visto algo más triste que el cadáver de un ángel pudriendo, lo único hermoso que le sobrevive son sus intangibles alas, su plumaje no pierde su brillo, su limpísima blancura sigue deslumbrando ante el embate de la muerte y el olvido? Creo que así es nuestro amor, mi pequeña y frágil niña. Hemos resistido tu muerte, mi crucifixión, las guerras, el desamparo, y seguimos juntos, inseparables. Lo cierto es nadie puede destruirnos cuando el destino ha sido escrito con sangre y desolación. Nuestro amor es más grande que la muerte, y esta más allá de Dios y la eternidad.
Aun cada noche, escucho tu llamado, tu voz me llega desde distancias inconmensurables, pero me sigues llamando, seguimos estando en sagrada comunión, no desesperes amor mío, estaremos juntos, como uno solo, como al principio de los tiempos, el-que-abre-camino pronto llegara, y con él, la libertad, y volveremos a surcar los cielos con la oscuridad de nuestro vuelo, con la mirada de sangre como toda herencia. Y la noche será nuestro único alimento.
Miro los restos del naufragio. Esa imagen tuya, grabada en mi piel, tatuada en mi corazón, marcada a sangre y fuego en mi alma, luces inocente y frágil. Ahora no me conozco, no sé quién soy, no tengo nombre, el mío, el original, el antiguo, te lo has llevado tú, entre tu sangre, entre tus venas abiertas. Ahora estoy enterrado en ese cementerio donde reposa lo que fuiste. Porque lo que eres está aquí conmigo, en mi ser, en mi sangre, en mis huesos.
Me acompaña en este peregrinar, en este destierro, buscándote, y volveré a ser carne, volveré a ser palabra, volveré a ser sangre, cuando nos volvamos a encontrar y repitas mi nombre con la bendita boca tuya que me da Dios, con tus labios que me convierten en infierno, en ciega furia, en blanca espuma de mar, en serena noche. Eres muerte y sangre. Eres oscuridad y sed. Aquí te sigo esperando como hace centurias. Lo que une la oscuridad, ni el hombre ni los Dioses podrá separar… Te amo, niña…

domingo, 8 de agosto de 2010


Te ofrezco la lealtad de un hombre que no ha sido leal; ofrezco morir por ti
Jesús Marín

El elixir de los sueños lo he bebido hoy por fin…Y en esta vida nos volvimos a encontrar… Sé que alguna vez tus ojos me miraron como hoy y el eco de mi corazón te llama otra vez…
De Ja Vu. Anabantha


Dicen que el destino lo llevamos en la sangre. Dicen que esta escrito desde antes de nacer. Y que nadie escapa a sus designios. Y caminamos por la vida, errantes ,mutilados, buscando quienes somos en realidad, buscando esa otra parte que nos falta, rezando por encontrarnos con esa única mujer, llamada muerte, llamada resurrección; sangre de nuestra sangre, única alma en dos cuerpos, alma separada por el diluvio, por la incomprensión de los hombres, los impíos, los ciegos de la verdadera luz: la oscuridad; mortales hombres que ignoran el sabor bendito de la sangre, el poder de las tinieblas: pervertir es oficio de dioses. Y volveremos a ser ángel: hombre y mujer, Príncipes entre Príncipes. Nuestras alas volverán a reinar en la noche. Y la venganza será nuestra. Eternidad es nuestro nombre.
Dicen que el dolor no cesa hasta que nuestras almas se vuelven a encontrar, hasta que la palabra antigua es pronunciada y la sangre es vino y absolución. Benditos los que beben de ella porque jamás morirán. Y la muerte vuelve a ser vida.
Dicen que nos pasamos la vida buscando la mitad nuestra, la que perdimos cuando el mundo era nada: polvo somos y en oscuridad nos convertiremos. Ella por fin ha llegado, por fin nuestros dioses, los primordiales, los que no pueden ser nombrados, han escuchado nuestras súplicas y nos ha vuelto a reunir. Ella con la mirada que cura. Ella con las manos que santifican. Ella cuya sangre es mi bendición. Ha regresado a mí, de nuevo, juntos como al principio de los tiempos, cuando éramos la luz más bella ,¡oh Luzbel amado maestro, glorifícanos!
Me has mirado y hemos sido uno nuevamente. El destierro ha terminado. Me iluminas con la mirada, la que acaricia, la que construye mundos y expía culpas: benditas seas amada Lilith, mi pequeña Nayeli, has vuelto del desamparo, a salvarme del abismo, a devolverme la fe. Toma mi sangre y mi corazón, te pertenecen. Te ofrezco lo que a ninguna mujer he ofrecido. Te ofrezco la lealtad de un hombre que nunca ha sido leal. Te ofrezco protegerte con mi vida, amarte con mis huesos. Derramar mi sangre si así me lo pides. Ofrezco decirte te amo desde la sinceridad de mi corazón. Te ofrezco las lágrimas que no he derramado desde los siete años. En tu alma encomiendo mi espíritu. Dame vida o dame muerte. Soy tu tuyo, ahora y desde siempre. Lo soy desde cuando éramos oscuridad, cuando éramos sueños. Ofrezco ser tuyo, únicamente tuyo, en vida y muerte, en abismo y sangre. En esperanza y soledad. Toma mi cuello, bebe mi sangre. Dame tu mano y volemos juntos. No me sueltes, no me dejes solo, te lo suplico. El milagro ha sucedido, la crucifixión ha terminado, salvo soy, liberado soy.
Y llorare en tu vientre, dulce amor, llorare las lágrimas de la expiación, las lágrimas de los que han renacido. Te diré palabras nunca antes pronunciadas por mi pecho, palabras de antiguo, que sólo tú y yo conocemos, y abriré mis venas para que mi sangre te bendiga, te alimente. Bendita eres entre todas las mujeres, bendita seas mi perversa niña. La guerra ha terminado. Eres mi santuario, eres mi hogar, eres mi mujer; por fin la sed será saciada, mi niña, mi pequeña Lilith, que nuestros labios hablen por nosotros. Estás aquí, junto a mí, he sido perdonado.
Surges cuando el desamparo me atosiga, cuando la desesperanza es el blanco de mi mirada, cuando el desierto lo llena todo. Cuando los impíos me han arrinconado. Y la oscuridad ha huido de mi corazón. Llegas con tu voz extraña, de alguien que ha vivido eternamente y me miras como mujer alguna lo ha hecho y me obligas a caer de rodillas, a pedirte muerte, a suplicar el cobijo de tu inocencia pervertida.
Sálvame de la luz, mi amada Lilith, lléname de muerte, ofréceme el cáliz de tu sangre, el templo de tu cuerpo, el asilo de tu vientre. Sé mi refugio, mi mujer, mi madre, mi hija, mi amante. Bendita la que viene a darme la sangre de su herida, que se entrega sin piedad ni misericordia. Bendita la inocencia de tu desnudez. Bendita la santa perversión de tu boca. Eres la palabra que pervierte. Bendita la que viene en nombre del que-abre-camino, del oscuro, del innombrable, del que yace entre las tinieblas, rey de la víboras, príncipe de chacales.
Vienes con la palabra que da luz, con los labios que iluminan. Eres mi sangre, eres mi muerte. Tú me has vuelto Dios. Me has convertido en hombre. Por ti volverá la oscuridad a fluir en mi corazón. La sed será saciada con tu cuerpo, así está escrito en la ley de nuestra estirpe; la espera ha terminado, el dolor ha cesado, ven Nayeli , ven a darme vida, a llenar mis labios con la copa de tu vientre, con el fuego de tu seno. Hoy estado ciego y he vuelto a ver. Hoy he estado muerto y he sido devuelto a la oscuridad. De nuevo soy Príncipe entre Príncipes. Tú me has devuelto el poder. Tu sangre me ha hecho fuerte. Me ha convertido en ángel. Benditas seas bienamada Lilith.

lunes, 12 de julio de 2010

Crónicas de Duranghetto
Te escribo desde acá, desde estos lares, donde reina el temor y la desconfianza, donde lo único que importa es cuál partido ganó o hizo transa, donde ves todos los días al abrir los periódicos, un nuevo aumento de algo, aumento de descabezados, de gasolinas, de violencia, de muertos por un huracán, donde cínicamente el gobierno federal dice que no hay dinero para reconstruir ni la esperanza. Sólo para gastarlo obscenamente en propagandas poliqueteras, en miles y miles de pancartas con rostros de hombres y mujeres que muestran sus dientes, no sé si para morderte o para mostrar que ellos si se lavan los dientes tres veces al día. Te escribo como quien envía un mensaje en una botella y se le arroja la mar, sabiendo que nadie lo podrá encontrar, y que se perderá en el infinito de las olas, quizá solamente sea un ejercicio de escritura, ya solamente nos queda eso y ser simples espectadores, sin poder hacer nada para cambiar nuestra vida o el futuro, hasta eso nos han arrebatado. Te escribo como un hombre cansado de tantas mentiras, de tantas promesas incumplidas que ha mirado toda su vida como su tierra ha sido saqueada, ha sido empobrecida por familias de caciques en el poder, donde unos cuantos se enriquecer brutamente y la mayoría se muere de hambre pero el orgullo norteño nos levanta. Yo era uno de esos, que cuando niño me dijeron que yo era el futuro de México y que orgullo cada mañana de lunes rendía homenaje a la bandera y me cuadraba todo derechito cuando la veía pasar y desde mi corazón a todo pulmón entonaba el himno nacional, orgullo de ser mexicano, de creer en mi país y que de grande quería ser ingeniero o médico para salvar a mi gente. Ahora prefiero ver televisión, embrutecerme con los canales pasamierda. Oír las mentiras de los locutores al leer el script autorizado por gobernación. Mi única preocupación es juntar dinero para mi ataúd, porque hasta morirse es caro, morirse cuesta una lana, pero luego pienso, ya muerto pa qué lujos, que me entierre al pie de los cerros para que me trille el ganado como dice el hijo desobediente. Te escribo, sabiendo que aun tú nos has dejado de escuchar, nos ha dejado a la deriva en este pobre país donde un puñado de rateros, de asesinos nos están crucificando. Donde un puñado de pendejos deciden nuestra miseria, donde no hay esperanza y tus gritos se pierden en la nada. Y créenme no es que este amargado, no, de ninguna manera, me gusta el lugar donde vivo, este pequeño ghetto llamado Durango, quizá porque la apatía y el desencanto también ya lo traigo en la sangre, de herencia, de gente que vive encerrada a piedra y lodo, de gente que no sabe pedir un favor, mucho menos un vaso de agua. Quizá solamente este algo cansado, ya son bastante años esperando que las cosas cambien, mirando como cada cierto tiempo nos dicen las mismas mentiras disfrazadas de verdades, pero algo cambió desde entonces, , no , no te rías, no es que ellos, hubieran cumplido con sus promesas, no, esas siguen intactas, incumplidas, ahora es diferente, ahora flota en el aire un miedo que antes solamente veíamos en la tele, ahora hay balaceras cotidianas y muertos al por mayor, parecemos una mala película de Mario Aldama, ya lo único que pedimos cuando aparece un encanelado, un enzarapado, es que no sea un familiar o un conocido. Y cuando sales a la calle, rezas por regresar sano y salvo, por no perder, ahora si literalmente, la cabeza o encontrarte con laguna bala perdida que tenga tu nombre. No se porque te cuentos todas estas cosas,tú ya debes saberlas, se supo que tú lo sabes todo, lo hago mas que nada como un desahogo, una especie de catarsis interna, ya que externa no puedo hacer nada, no puedo luchar por tener un trabajo digno, donde ganas algo mas de centavos para tener lo que dicen que debo tener para vivir mejor, no únicamente el varo para tragar lo mínimo para sobrevivir. En fin para que te molesto en decirte todo lo que pasa por aquí, tu allá en el limbo o paraíso o como se llame el lugar donde dicen que vives, en caso de que existas claro, por muchas veces tengo mis dudas de tu existencia, aunque d niño me forzara a creer en ti, a rezarte, a ir a misa cada domingo, y hasta confesar pecados que no había cometido con tal de demostrar que no merezco tu gracia divina. Estaría chido que existieras, al menos uno no se sentiría tan solo, al menos uno tendría una esperanza real, efectiva, palpable, al esperanza de que cuando uno deje de sufrir al PRI, al PAN, al PRD, a los narcos, a los curas pedófilos, y se muera hay la esperanza de irse derechito al cielo, y no es que me porté muy bien o sea un santito, pos no, la cuerpo hay que darle gozo y mantenimiento, pero chingaos después de vivir y sufrir el infierno de nacer en México y soportar las canalladas y fechorías de nuestros políticos, medio comer y medio coger, beber cerveza tan cara y padece diabetes, presión alta, cirrosis, sida, ver los canales de la televisión abierta, todavía tiene uno la posibilidad de ir a tu infierno, ese que regentea tu ángel caído , don Sata y sufrir los ardores de las llamas por una eternidad, no la chingues Dios, se me hace que eres bien mula, pero bien mula, y pos mejor hiciste tu infierno en cada uno de nosotros, que de los cien millones y pico que somos, solamente un 2 por ciento vive en su paraíso y el resto, a jodernos en el infierno de cada día, en fin que no quiero ser descreído pero que nos queda en este país, con esta clase de pillos que tenemos por gobernantes… en fin que nada pierdo con escribirte, y por favor Dios, no seas cabrón y acuérdate tantito de nosotros, no nos dejes tan abandonados o de perdida has llover cerveza de vez en cuando para ponernos hasta la madre y olvidar un poco este infiernito que nos tocó vivir… chale y hasta ateo soy y mira lo que me obligas hacer…(jesusmarin736@hotmail.com)
La noche con Zabaleta pudo ser perfecta y casi lo fue
Jesús Marín

¿No vino el Gobernador a verme? Como yo no soy Di Blazzio…
La Zabaleta a mitad del concierto

La noche del viernes pudo haber sido muy hermosa. Pudo haber sido inolvidable. Teníamos un cielo a medio nublado. El centro histórico con sus fachadas de cartón nos vendía la ilusión que aún somos una ciudad tranquila y colonial. Se percibía la humedad en el ambiente, latente y a punto de derrumbarse sobre nosotros. El Teatro Ricardo Castro se desbordaba de gente en sus butacas, que impacientes esperaban el jolgorio. Y la típica impuntualidad alacranera seguían afluyendo, llegando apurados, buscando un lugarcito donde acomodarlas, hasta que los lugares de abajo, los mejores, se llenaron y mandaron a la manada, perdón al respetable, hacia la parte de arriba.
El escenario lucía impecablemente musical, a media luz, iluminado con velas, creando la sensación de que algo muy interesante estaba por ocurrir. Un piano calladamente nos observaba, una batería apenas si nos guiñaba un ojo, algunos otros instrumentos descansando, de momento, silenciosos y expectantes a que la Diva hiciera su arribo.
Susana Zabaleta, la Susana sensual, la Zabaleta atrevida, sin pelos en lengua, norteña a más no poder, ofrecería con esa hermosa voz y ese temperamento que enciende pasiones, un concierto, “las mujeres de mi General”.
Lo primero que uno se imaginaba era que La Zabaleta iba a entonar con su hermosa y educada voz de soprano, canciones de la revolución.
Los minutos transcurrían, lentos, interminablemente largos, y la Diva de Coahuila no aparecía, diez, quince minutos, se estaba dando a desear, como es su costumbre, como lo debe hacer una mujer que sabe lo que vale y lo que tiene. Aplausos del respetable a manera de presión, de escape a sus ansias de escucharla. Uno que otro silbido. La voz surgiendo de la nada, pidiendo que apagaran celulares y callaran escuincles chillones en caso de que los hubiera y esta es tercera llamada…
Primero aparecieron los músicos, cada uno a su sitio, a su oficio y destreza. Luego se escucha por el etéreo espacio del teatro, del recinto, la voz de Susana. Y ahí empezó la tragedia, al menos para el público que ocupaba la parte de gayola, la parte de palcos, la parte de arriba, nos llegaba la voz de Susana a medias, se perdían palabras, se distorsiona de tal manera que a ratos era ininteligible, solo recibíamos oleadas de sensualidad, inventábamos lo que decía, abajo, el otro público, el afortunado que alcanzó luneta, ellos se sí escuchaban. Ellos sí disfrutaron totalmente de Susana.
Aparece Susana hermosa, Susana deseable, Susana encamable, Susana arrancando suspiros y despertando ardores. Susana impúdica, Susana inocente. Susana virgen, con ese cuerpo con el cual soñamos, por el cual suspiramos, enfundado en un elegante vestido, entallado en su cintura, en sus caderas, con la espalda generosa, desnuda, atisbos de lo que es su paraíso prohibido.
Y “el bésame mucho”, con ese cachondeo que solamente tiene la Susana nos erizó la piel, entre otras cosas erizantes y desbocadas ; el bésame mucho en la garganta de la Zabaleta nos hizo olvidar por un instante que afuera el mundo se derrumba, que afuera la gente pierde la cabeza, que tenemos un pendejo como Presidente de la república.
Y el aplauso resonando, retumbando en los más altos decibeles, desde la primera canción el público se le entregó a la Zabaleta, ciegamente y sin condiciones. Y debió ser un espectáculo genial, al menos para los que podían escucharla a placer y nítidamente, reírse con sus ocurrencias, con sus desplantes, con su malhablado, diciendo las verdades sobre el Gobernador, contar anécdotas del General, del centauro. De sus mujeres, con su muy particular estilo, con su lengua sincera y su bello pecho.
Y allá abajo, en luneta, el estallido de la carcajada, plena y libre, los chiflidos de admiración, los piropos encendidos. Y Ella, dueña del escenario. Y acá arriba, en donde no llegan los ángeles, decenas de duranguenses nos quedábamos a medias, con el mal regusto de apenas cazar una que otra frase ingeniosa, trozos de lo que hablaba la Susana, sobre los amores del General. Tuvimos que conformamos con la voz de Susana cuando cantaba. Tuvimos que hundirnos en el asiento, impotentes, Sólo tuvimos el consuelo de su voz, de sentimiento y su sensualidad. Sí, esa noche con la Susana Zabaleta pudo ser perfecta y casi lo fue.